02 junio, 2005

Hora de volver

procesión

Es extraña esta procesión, no hay patronos en andas, cánticos o flores, solo muchedumbre de mujeres y hombres que vestimos traje gris. Se inicia a diario, cuando el carillón señala el término del ajetreo matinal. Pausadamente multitud de oficinistas abandonamos momentáneamente nuestros templos y ocupamos las calles del centro de la ciudad. Es la caminata cotidiana tras el almuerzo, privilegio mínimo por existencia consagrada en húmedos y oscuros despachos o encumbrados bufetes lumínicos. Entre diarias romerías de tres cuadras y charlas leves en oscuras barras de café, la vida escapó igual para todos. Nueva rogativa sin resultados. Hora de volver.